Director: Wang Jiuliang 王久良
Año: 2011
Ayer pudimos asistir, por cortesía del Instituto Confucio de Madrid, a la proyección del documental del director chino Wang Jiuliang en la cineteca del Matadero de Madrid.
Además tuvimos la suerte de contar con el director, quien expuso ,después de la proyección del documental, cómo y porqué hizo esta película y prestándose después a contestar a las preguntas del público asistente.
Y esto es lo que mas me llamó la atención, pensaba que el público en España era mas vergonzoso y creí que nadie iba a atreverse a preguntar, igual estoy demasiado acostumbrada a cierto público chino, pero me confundí. El tiempo se quedó corto para contestar a las preguntas de los asistentes quienes se fueron charlando mientras dejaban la sala.
Y es que el debate sobre el medio ambiente siempre genera mucha animación, se nos planteó que éste no es sólo un problema que tiene China, sino que este es un problema global. El director nos contó que en su segundo documental «Plastic China» observó que mucha de la basura proviene de otros países y va a parar a los vertederos de china, España parece ser que es el segundo país que transporta mas basura a China, Wang Jiuliang dijo reconocer los botes de cola cao españoles en muchos vertederos de su país.
«Beijing sitiada por la basura» fue el primer documental de Wang Jiuliang, un proyecto fotográfico que acabó en película documental premiada en festivales internacionales y lo que es mas importante que sirvió para que el gobierno chino en aquel momento decidiera intentar poner remedio a lo que Wang planteaba en su cinta.
Observando y recorriendo los vertederos de la ciudad, y haciendo uso de los mapas de google, se percató que éstos rodean a la ciudad dejándola totalmente rodeada de vertederos. A través de su lente nos muestra la gente que vive en este mundo de basura e incluso el negocio paralelo a costa de la salud de los otros, como la producción de aceite creado a partir de basura y, que se asegura, que luego es vendido a restaurantes de Pekín.
Justo la noche anterior, cenando, le había enseñado a Wang a untar pan en aceite mientras esperábamos ser servidos y ese fue mi regalo de despedida, una botella de aceite español. Cuando me dio las gracias, yo, súper cursi, le dije: gracias a ti por hacer esta labor e intentar arreglar el mundo, una opción muy valiente y loable viniendo de donde viene.